Cuando se analiza la política exterior, la estructura orgánica de la diplomacia y la política estratégica de los Estados Unidos a lo largo del siglo XX, se percibe claramente que el juego de intereses estadounidenses, se extiende gradualmente a todos los continentes del mundo y se complejiza también crecientemente en los planos económico, financiero, tecnológico, político y militar.
Pero el poder presidencial en los Estados Unidos contemporáneos, no se puede entender ni analizar si no se examinan algunos de los enormes poderes fácticos que se manifiestan dentro de esta potencia imperial. Se trata de grandes redes corporativas de intereses, capitales y factores de influencia que operan transversalmente en los Estados Unidos y en otras regiones del mundo en forma simultánea.
Sin perjuicio de un examen político y geopolítico más detallado, las fuentes permiten afirmar hoy que en Estados Unidos operan a lo menos cinco grandes "lobbys" o redes corporativas de intereses, capitales e influencia a saber:
1. El lobby judío-estadounidense: con amplias conexiones hacia la banca, las comunicaciones y la industria militar;
2. El lobby árabe-estadounidense: con conexiones hacia la industria petrolera, la industria inmobiliaria, las finanzas y la banca, las comunicaciones, entre otras;
3. El lobby bancario-financiero: extendido en todo el mundo con complejas redes de inversión y circulación de capital, y de seguros;
4. El lobby de la industria militar: cuyas redes de influencia se encuentran extendidas también en todo el mundoposee estrechas conexiones con la banca y que opera selectivamente en los procesos de venta de armamentos, de acuerdo a los intereses geopolíticos y geoestratégicos de los Estados Unidos en las distintas regiones del mundo; y
5. El lobby petrolero: vértice político-económico de inversión, exploración, producción, refinación y suministro de hidrocarburos en todo el mundo a través de un conjunto limitado de corporaciones petroleras globales, y que se asocia a su vez con la industria marítima y naviera, con la industria bancaria y financiera, con la industria de los seguros y con el lobby árabe-estadounidense.
En términos generales, estos son los grandes poderes en forma de red, que operan entre el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo estadounidense, cualquiera sea el partido que domine en el Congreso o en la Casa Blanca.
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