Parece que estas elecciones se han vuelto una especie de competición para demostrar quién está más lejos de los lobbys. En esta apuesta compartida por el cambio, ambos candidatos quieren demostrar su apuesta por la política ciudadana alejada de las sospechas de control por parte de los grandes intereses.
Mccain tiene en su haber el haber impulsado en 2002 la legislación que regula actualmente la financiación de la campaña, que apuesta por limitar las donaciones y exigir transparencia, además tras una serie de problemas en su equipo de campaña estableció como norma que nadie que esté registrado como lobbista puede trabajar en la misma.
Ayer Obama fue más allá al renunciar a las donaciones de lobbys y Political Action Comittes, grupos formados para financiar las campañas de aquellos políticos que defienden sus ideas. Es cierto que su volumen de donaciones y, sobre todo, la base social en la que se ha apoyado esta recaudación, es tal que puede permitirse el lujo de renunciar a las grandes donaciones. El DNC presidido por Howard Dean enseguida se ha adherido a esta política y no aceptará dinero de estos grupos (que, considerando la deuda de 6 millones de euros que acumula, no les vendría nada mal). Los que rapidamente han querido dejar claro que ellos no renuncian a esta posibilidad son los Comités demócratas para las campañas tanto de los senadores (DSCC) como de los Congresistas. Estos son los grupos que son realmente activos en el funraising, ya que de su recaudación depende en gran parte la elección de Congresistas y Senadores en puestos claves.
viernes, 6 de junio de 2008
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