Haciendo una rápida mirada al 2009 y estando aún empozoñados en una crisis que no sabemos con seguridad si ha tocado fondo, percibo que situaciones tan complejas como la que hemos vivido en estos meses nos pueden servir para darnos cuentas que hay problemas que no se resuelven solos, sino que es necesario unir esfuerzos y establecer estrategias comunes, incluso con nuestros competidores.
Así lo hemos visto en este año pasado. El G-14, que no dudó desde el primer día en unirse y llamarse lobby inmobiliario reuniendo a las primeras inmobiliarias, el lobby del automóvil (ANFAC), que ha conseguido en este año grandes apoyos económicos, ANCES (Eroski, Sabeco, DIA, Lidl…) que ha firmado un acuerdo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y así proteger mejor sus intereses, el lobby de las Cajas (la CECA), que está buscando recuperar su credibilidad y profesionalizar sus Consejos de Dirección; incluso hemos visto que han aumentado los lobbies público-privados como FERMED, que agrupa a ayuntamientos, empresas e instituciones para impulsar el desarrollo del Eje Mediterráneo.
Todos ellos son manifestaciones claras de que la Crisis nos hace escapar de nuestros protagonismos como llaneros solitarios, y salir a la búsqueda de soluciones comunes. ¿Por qué no recordar la acción conjunta de todas las asociaciones de las líneas aéreas (ACETA, AECA, ACA, ALA) en mayo de este año?.
En fin, confiamos que una de las lecciones de la crisis sea la conciencia de que hay intereses comunes también con la competencia, y que merece la pena unirse para defender los propios intereses.
En ocasiones, por mucho que nos fastidie la competencia, por mucha desconfianza que nos genere el entorno y aunque no tengamos claro si algún colega va a apoyarnos o a traicionarnos hay que apostar con dinero y tiempo para efectuar acciones comunes que defiendan y protejan los intereses del sector –sí, aunque también beneficie a la competencia-.
No hay que ser ingenuo, dificultades no faltan. La crisis obliga a la reducción del gasto, y lo primero que se recorta en los presupuestos “son los intangibles” y los proyectos a largo plazo (¡Cuánto sufren mis colegas responsables de las Relaciones Institucionales!), pero la solución no pasa por negar las necesidades de largo recorrido, sino en revisar los presupuestos y ajustarse por donde haga falta…
martes, 19 de enero de 2010
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