John Podesta, excolaborador de Bill Clinton, que encabeza el proyecto de transición y preparación al nuevo Gobierno de Obama, hace unos días comunicó públicamente algunas de las reglas que iban a adoptar en este período. Una de ellas se refería precisamente a los lobbistas.
Por un lado afirmó que durante el período de transición no se permitiría hacer lobby sobre el Ejecutivo. Por otra parte, indicó que quienes hubieran realizado acciones de lobby en los últimos doce meses no podrían trabajar en ninguno de los equipos en transición sobre los que ellos hubieran actuado como lobbistas. De la misma forma, ha prohibido que quienes trabajen en alguno de los equipos durante el período de transición no podrán acercarse a la administración en la que hayan colaborado en los siguientes doce meses.
Algunos han aprovechado para decir que esto debe ser un paso para terminar con la influencia de los lobbies , pero se olvidan que el lobby nace del "derecho de petición" hacia quienes nos representan en los poderes públicos. Si se acaban los lobbies, se acaba en buena parte la posibilidad de defender los intereses de la sociedad, de las empresas o de los trabajadores frente a los poderes públicos. Lo que sí debemos hacer, es mejorar su transparencia y profesionalidad.
¡Lobistas, manos a la obra!
viernes, 5 de diciembre de 2008
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