miércoles, 4 de febrero de 2009

LOBBY POR LA TRANSPARENCIA DE LA ACTIVIDAD DE LOS LOBBIES

Os anexo un artículo publicado ayer en La Vanguardia donde se dice que los grupos de presión españoles se mueven subrepticiamente. Además, el artículo recoge algunas declaraciones de Rafael Rubio (compañero de blog y de otros proyectos) en los que Rubio afirma que "todo el mundo puede hacer lobby".

Este artículo avala lo que frecuentemente hemos venido diciendo en este foro : Es necesario una regulación del lobby en España. Ahora bien, insisto una vez más, el lobby en sí mismo no es negativo ni corrupto, más aún, es necesario en un estado democrático, ya que es un instrumento para defender los intereses ante la administración pública, y debe hacerse en un marco adecuado y bajo unos principios y reglas justos. ¿Alguien no está de acuerdo?

No coincido con una opinión que se arroja al final del artículo en el que se dice que ningún gobierno ha apostado por la transparencia. Cito algunos países que han hecho verdaderos esfuerzos al respecto: Canadá, Polonia, Chile, Australia..., además de los países tradicionales como Estados Unidos o Alemania.

Ojalá Anxo Lugilde (escritor del artículo de La Vanguardia) pueda escribir próximamente sobre los lobbistas españoles diciendo que "estamos haciendo un lobby por la transparencia de nuestra actividad".





Pasillos de tinieblas
Los grupos de presión españoles se mueven entre sombras, por la falta de regulación


Por Anxo Lugilde
La Vanguardia

Los lobbies tienen mala fama, especialmente aguda en España". Lo escribió José Luis Sanchis, el primer lobbista que reconoció ejercer esa labor de intermediación. A pesar de que el Congreso de los Diputados reclamó en 1993 una regulación para los grupos de presión, todavía no existe. Persiste así un mundo de tinieblas, en el que destaca el papel de las grandes corporaciones de sectores como el energético, químico, farmacéutico, tabaco o telecomunicaciones. Incluso las administraciones territoriales recurren a técnicas de lobby, como hizo Murcia en la guerra del agua.

Los grupos de presión se resisten al intento de la Unión Europea de arrojar luz a sus actividades


--------------------------------------------------------------------------------
"Todo el mundo puede hacer lobby, sólo que tienen más medios para ejercerlo las grandes empresas", explica Rafael Rubio, profesor de Derecho de la Universidad Complutense y autor de una tesis doctoral sobre los grupos de presión. Joaquim Molins, catedrático de Ciencia Política de la Autònoma de Barcelona y especialista en la materia, señala que hay también otros actores como los grupos profesionales, por ejemplo los médicos, o los agricultores. "Suele ser todo muy discreto", considera Molins.

La dependencia de la regulación pública y la disposición de recursos para influir sobre la administración definen la intensidad de la presión. Como apunta Molins, hay dos tipos, el de los grupos sociales que actúan directamente -como las asociaciones de empresarios, consumidores o ecologistas- y los lobbies que trabajan para terceros. En España, estos servicios los ofrecen los mayores despachos de abogados y los gabinetes de comunicación y relaciones públicas. "Está muy relacionado con la cultura política latina, basada en la relación personal", indica Rafael Rubio, quien destaca las medidas que acaba de anunciar Obama para restringir el uso de las llamadas "puertas giratorias". Se trata del paso a la actividad privada de antiguos responsables públicos de áreas clave o a la inversa, del desembarco en la administración de cuadros provenientes de los sectores que van a regular.

El tránsito de la política a actividades de asesoramiento o lobby es muy común en España. Los ex presidentes Suárez, González y Aznar constituyen los ejemplos más conocidos. En la obra Conspiraciones tóxicas, cómo atentan contra nuestra salud y el medio ambiente los grupos empresariales,los periodistas Carrasco, Jara y Vidal desvelan que la práctica de las "puertas giratorias" es frecuente en las agencias del Estado. Denuncian la fuerza de los grupos de presión de la industria nuclear, la política hidrológica o los transgénicos.

Ya en el debate constitucional, Manuel Fraga propuso una regulación para los lobbies. Pero Joaquim Molins se muestra escéptico, tras comprobar que ningún gobierno ha apostado por la transparencia. El impulso podría llegar desde Bruselas si obliga a los estados a aplicar su legislación, como apunta Rafael Rubio, quien destaca que en los últimos tiempos en España los lobbies "emergen a la superficie", con empresas que dicen dedicarse a esta actividad.

1 comentario:

María Rosa Rotondo dijo...

Tienes toda la razón...es tan convieniente como necesario. Personalmente tampoco me ha gustado el enfoque del periodista pero lo puedo entender, es más, debemos estar preparados para este tipo de artículos e incluso peores.

En cualquier caso, desde APRI estamos trabajando ya en ello.

Te voy siguiendo...