martes, 15 de abril de 2008
El lobby en México
martes, 8 de abril de 2008
Nuevo informe sobre lobby del Parlamento Europeo
"Los lobbies son parte esencial del trabajo de los eurodiputados; la labor legislativa sería muy pobre sin su contribución", opina el parlamentario alemán Alexander Stubb, ponente del informe sobre lobbies del Parlamento Europeo. En Bruselas hay alrededor de 15.000 'lobistas' que trabajan para unos 2.500 grupos de presión o lobbies. El martes 1 de abril de 2008, la comisión de Asuntos Constitucionales de la Eurocámara pidió el establecimiento de normas más estrictas que regulen su actividad.
La Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo adoptó el pasado martes 1 de abril un informe redactado por el eurodiputado finlandés del Partido Popular Europeo Alexander Stubb sobre las actividades de los lobistas en la Unión Europea. En opinión del ponente, la aprobación de su informe constituye "un gran paso adelante" por el que se pretende aumentar la transparencia del proceso de toma de decisiones en las instituciones comunitarias con el fin de aumentar su legitimidad. "La transparencia de las instituciones políticas es un requisito imprescindible para que su legitimidad", explicó Stubb.
El lobby y las campañas electorales
Pero esta mezcla en ocasiones puede resultar explosiva. Una de estas ocasiones, habitual en España, es cuando la campaña se convierte en una inversión para el día después, y se trabaja bajo precio pensando en el día después y las facilidades que en forma de contratos de la administración, o de empresas privadas que buscan interlocutores con la administración, se le van a presentar a la empresa en cuestión.
La segunda mezcla explosiva es cuando se trata de ejercer los dos trabajos a la vez, defendiendo intereses contrapuestos. Es el caso de Mark Penn, CEO de Burson Mastellers y asesor electoral de Hillary Clinton, que mientras dirigía la campaña de su candidata, opuesta al TLC entre EEUU y Colombia, estaba trabajando para el gobierno de Uribe a favor del mismo TLC. Las consecuencias han sido desastrosas: la dimisión de Mark Penn como asesor electoral, la bajada de la credibilidad de Clinton entre un electorado trabajador que en su mayoría rechaza el TLC y la ruptura del contrato de Burson con el gobierno colombiano. En el lobby hay mezclas que matan....
"Tras los acontecimientos de los últimos días, Mark Penn ha pedido renunciar a su papel como estratega jefe", ha dicho en un comunicado Maggie Williams, la directora de la campaña de Clinton. Willians ha explicado que Penn continuará prestando asesoramiento al equipo de Clinton, pero no desde el cargo que ocupaba hasta hoy.
Las primeras noticias sobre el encuentro que mantuvo Penn el pasado 31 de marzo con la embajadora colombiana Carolina Barco se conocieron el pasado viernes. Penn se apresuró a pedir disculpas por dicho encuentro, que calificó de "error", e intentó desligarlo de su relación con Clinton. Penn explicó que acudió a la reunión en calidad de consejero delegado de la agencia de relaciones públicas Burson Marsteller Worldwide, una firma contratada por Colombia para ayudar al país suramericano en su propósito de que el Congreso estadounidense apruebe un tratado de libre comercio.
Las explicaciones de Penn sólo han servido para que el Gobierno colombiano cancelara ayer su contrato con la empresa que contrató en marzo de 2007 para promover el TLC y el Plan Colombia, el programa de ayuda, principalmente militar, que Estados Unidos otorga al país andino para el combate al narcotráfico.
Según The Wall Street Journal, Burson Marsteller Worldwide había recibido 700.000 dólares (unos 452.000 euros) en compensación por su trabajo para Colombia. Penn, además, ha ganado 20 millones de dólares por los servicios prestados a la campaña de Clinton, de acuerdo con este periódico".
miércoles, 26 de marzo de 2008
Chile está regulando el lobby
Además establece la obligación de las autoridades públicas de dar a conocer las audiencias y reuniones que tengan en el ejercicio de sus funciones.
Por último, y esto es algo novedoso, se establece la prohibición de los lobbystas, y de aquellas personas que han contratado los servicios de un lobbysta, de financiar a los políticos.
martes, 18 de marzo de 2008
Interesante artículo en Libertad Digital
Desde que el New York Times publicara como noticia de portada una supuesta relación inapropiada entre el senador McCain y Vicki Iseman, integrante de un lobby de telecomunicaciones, nos hemos hartado de oír hablar de los males del "tráfico de influencias".
El día que salió la noticia, el senador Barack Obama decía en su debate con Hillary Clinton: "Washington se ha convertido en un lugar donde los ideales perecen... Perecen porque los integrantes de grupos de presión y grupos de intereses especiales llevan las riendas de la agenda política". A continuación, Ralph Nader afirmaba que se presentaría de nuevo a las presidenciales porque Washington es "territorio ocupado por los empresarios, todo departamento o agencia estatal está controlada por la atosigante presencia de personas que defienden los intereses de las empresas..."
A los defensores del "buen Gobierno" como Ralph Nader les encanta denigrar el acogedor ambiente en el que los miembros del Congreso y los integrantes de los lobbies empresariales se reúnen y hasta socializan. Advierte de que esto proporciona una ventaja injusta a los grupos que defienden intereses particulares. Tiene algo de razón. Los grandes intereses económicos se pueden permitir pagar a un lobby que genere cantidades ingentes de información sobre sus industrias y sobre su "necesidad" de un trato legislativo especial por parte del Congreso. En estas circunstancias, ¿qué oportunidades tienen las masas de contribuyentes desorganizados?
La Escuela de Elección Pública denomina este fenómeno el problema de los beneficios concentrados y los costes dispersos. Los integrantes individuales de grupos de interés relativamente pequeños están en posición de obtener enormes beneficios cuando presionan para obtener favores del Estado, pero cada contribuyente solamente paga una pequeña porción del coste de cualquier programa particular, haciendo que la oposición a él resulte inútil.
Por ejemplo, los consumidores de azúcar superan con creces a sus productores, pero las ventajas de una intervención en este mercado para mantener el azúcar extranjero fuera del mercado y elevar los precios del nacional benefician a cada productor mucho más de lo que perjudican a cada consumidor individual. Los cultivadores de azúcar poseen un incentivo para contratar especialistas en técnicas de lobby a tiempo completo, los consumidores no. De manera que la minoría se impone. El repugnante, injusto y caro programa de apoyo al azúcar ser renueva año tras año.
Los defensores del "buen gobierno" denuncian con razón este tráfico de influencias, pero proponen reformas baladíes, tales como la prohibición de regalos sufragados por los lobbies, los banquetes y los viajes a bordo de los aviones privados de los empresarios. También respaldan restricciones a la financiación de las campañas electorales para reducir la influencia de los grupos de presión en los procesos electorales. A pesar de todas estas "reformas", el tráfico de influencias continúa, como no podía ser de otra manera, porque ninguna de las reformas ataca la raíz del problema.
El origen del problema es el poder del Estado. Cuando el Estado es libre para entrometerse en cada rincón de nuestras vidas y para regular la economía a través de impuestos, normas y subvenciones, entonces los miembros de los "intereses especiales" cuentan con todos los incentivos del mundo para trabajarse a los políticos a fin de conservar su parte del pastel u obtener un trato de favor.
Un impuesto, una regulación o una subvención pueden marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de una industria. Si el Estado no proporcionase un trato fiscal preferente al etanol, los cultivadores de maíz y las procesadoras de etanol tendrían que buscarse otra cosa para salir adelante, porque en condiciones de juego limpio su producto no puede competir contra la gasolina común.
En un mercado realmente libre, una empresa sólo tiene éxito si produce cosas que los consumidores deseen comprar y si mantiene los costes lo suficientemente bajos como para que el precio de mercado rinda un beneficio. Tristemente, en nuestra economía mixta el éxito puede lograrse de otra manera: presionando al Gobierno para obtener ventajas sobre la competencia. La perspectiva de intervención estatal favorable genera incentivos para que los productores y sus expertos en influir al Gobierno se esfuercen por satisfacer a legisladores y a burócratas, y no al consumidor. El escenario resultante es una carrera por obtener privilegios, el marco en que se desarrollan las relaciones ilícitas que tanto preocupan a los reformistas.
Lo irónico es que los partidarios de imponer la ley a rajatabla favorecen al mismo tiempo la expansión del Estado, de manera que socavan sus propios esfuerzos por eliminar la corrupción. Es ingenuo pensar que el Estado pueda ostentar el poder de conceder tratos de favor sin que al mismo tiempo organice una merienda de negros formada por lobbies intentando hacerse con una parte de ellos. Ningún código de buen gobierno puede evitar los tejemanejes entre los que ostentan el poder y aquellos que buscan beneficiarse de él. Pensar lo contrario es ignorar la naturaleza humana.
Existe un camino para aislar el sistema político de este tipo de corrupción: reducir drásticamente el poder del Estado, tal como pretendían los fundadores de los Estados Unidos. Solamente cuando eliminemos la capacidad del Estado de entrometerse en las empresas, estas dejarán de medrar en asuntos de Estado. Un mercado genuinamente libre y no lastrado por la interferencia estatal es el camino a una política más limpia.
John Stossel
© Creators Syndicate, Inc.
viernes, 15 de febrero de 2008
Lobby en la política USA
Cuando se analiza la política exterior, la estructura orgánica de la diplomacia y la política estratégica de los Estados Unidos a lo largo del siglo XX, se percibe claramente que el juego de intereses estadounidenses, se extiende gradualmente a todos los continentes del mundo y se complejiza también crecientemente en los planos económico, financiero, tecnológico, político y militar.
Pero el poder presidencial en los Estados Unidos contemporáneos, no se puede entender ni analizar si no se examinan algunos de los enormes poderes fácticos que se manifiestan dentro de esta potencia imperial. Se trata de grandes redes corporativas de intereses, capitales y factores de influencia que operan transversalmente en los Estados Unidos y en otras regiones del mundo en forma simultánea.
Sin perjuicio de un examen político y geopolítico más detallado, las fuentes permiten afirmar hoy que en Estados Unidos operan a lo menos cinco grandes "lobbys" o redes corporativas de intereses, capitales e influencia a saber:
1. El lobby judío-estadounidense: con amplias conexiones hacia la banca, las comunicaciones y la industria militar;
2. El lobby árabe-estadounidense: con conexiones hacia la industria petrolera, la industria inmobiliaria, las finanzas y la banca, las comunicaciones, entre otras;
3. El lobby bancario-financiero: extendido en todo el mundo con complejas redes de inversión y circulación de capital, y de seguros;
4. El lobby de la industria militar: cuyas redes de influencia se encuentran extendidas también en todo el mundoposee estrechas conexiones con la banca y que opera selectivamente en los procesos de venta de armamentos, de acuerdo a los intereses geopolíticos y geoestratégicos de los Estados Unidos en las distintas regiones del mundo; y
5. El lobby petrolero: vértice político-económico de inversión, exploración, producción, refinación y suministro de hidrocarburos en todo el mundo a través de un conjunto limitado de corporaciones petroleras globales, y que se asocia a su vez con la industria marítima y naviera, con la industria bancaria y financiera, con la industria de los seguros y con el lobby árabe-estadounidense.
En términos generales, estos son los grandes poderes en forma de red, que operan entre el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo estadounidense, cualquiera sea el partido que domine en el Congreso o en la Casa Blanca.
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viernes, 25 de enero de 2008
El lobby lovely
sobre la labor de lobby realizada por la SGAE en la aprobación del canon digital analizando su legalidad y su legitimidad.